ANTES Y DESPUÉS DE UNA MESA AUXILIAR DE LOS '90

Hola de nuevo!

Como mucha gente me ha preguntado de dónde es la mesa auxiliar que tengo en mi salón, hoy os voy a contar un poquito la historia de esta, y a pesar de que sólo tengo una imagen de como era anteriormente, creo que será suficiente para que os hagáis una idea.

Cuando llegamos a este piso, esta mesa ya estaba aquí, la verdad es que para el poco espacio que hay, esta mesa no es idónea para a lo que se refiere al espacio en sí, pero al elevarse y al ser dos en casa, pensamos en dejarla porque eso nos pareció muy funcional, ya que de vez en cuando nos encanta hacer cenas informales en el sofá acompañados de una peli o una serie. Pero vean cómo era antes 

Esta versión, no es para nada la original, pues en un principio estaba compuesta con cristal arriba y espejo abajo. El espejo estaba tan rayado, que se tapó con un tozo de aeronfix con textura animal e imitando a polipiel. Horroroso!!! 

Como podéis observar, se trata de una mesa de hierro y cristal, que a "priori", estos materiales unidos funcionan perfectamente, y ya sabemos que una mesa de cristal, da la sensación de un espacio más grande o incluso puede hacer la mesa más ligera, pero a su vez la hace muy fría y carece de calidez.

Intenté convencer a la dueña de que se llevara la mesa, pero me decía que no, que si no la quería, que la guardara en el trastero, pero que ella no se la llevaba. También mi pareja, impedía que la quitara, ya que , como os he comentado antes, nos resulta muy funcional para cenar en plan informal, así que, como la mesa no me transmitía nada y sólo tenía inconvenientes a mi alrededor para deshacerme de ella, pues pensé en darle un tuneo, cómo no!

Así que me deshice del cristal y del espejo, tomé medidas de estos y me fuí a una tienda de bricolaje.

 ¿Qué mejor que la madera para dar calidez? 

Y así fue, compré una tabla de madera maciza de pino, con un grosor de 1,5cm, le di las medidas al chico y allí mismo me la cortó. El tablón no me salió muy caro, creo que no pasaba de los 10€ y de la misma tabla, sobraron retales, que me llevé para otros DIY, así que genial, por menos de 10€, tenía mesa nueva.

Cuando llegué a casa, tuve que lijarla y tratarla un poco, en este caso, utilicé un poco de betún de judea y le di unos toques suaves con un trapo, pues tampoco quería que se oscureciera mucho, así que  no me llevó mucho tiempo. Cuando se secó, le di una cera, porque el barniz, no me funcionaba, ya que su acabado es brillante y entre tú y yo, ¡lo odio! hehe. En la siguiente imagen, se puede apreciar, que no es muy oscura, pero tampoco tan clara como el pino natural, y eso era lo que quería conseguir...

Y bueno, pues nada, cuando los que me impedían quitarla la vieron, no se lo creían, ya que con poco presupuesto, había creado un espacio totalmente cálido y confortable y yo estaba contentísima, porque llegué a odiar tanto esta mesa, que pasé del odio al amor en un momento <3 y todo gracias a mis manos. Y es que ahora no me puede gustar más. 

Con este post, quiero demostrar, que a veces tenemos objetos que odiamos y si vamos más allá, se pueden convertir en uno de tus favoritos, entre otras cosas, porque lo has hecho tú y eso es muy gratificante. 

Espero haberos inspirado con esta transformación, y no olvidéis que a veces no hay que gastarse mucho dinero para crear un espacio maravilloso, pues en el mayor de los casos, está en nuestra imaginación y en nuestras manos.

¿Qué os parece el cambio?

¿Os gusta?

Nos leemos pronto bonicos

By Lorena